Tumor Cerebral

Un tumor cerebral es una masa dentro del cerebro cuyo origen está en el crecimiento descontrolado de células derivadas, bien de componentes propiamente cerebrales, o bien provenientes de células tumorales localizadas en otras zonas del organismo (metástasis). Puede tratarse de una lesión benigna (generalmente de crecimiento lento y curable si se puede resecar con tratamiento neuroquirúrgico) o maligna (de rápido crecimiento, no curable con tratamiento quirúrgico, de forma que suele volver a reproducirse tras un tiempo después de la operación).
Los síntomas de presentación dependen fundamentalmente del lugar donde crece el tumor. Los más frecuentes son: dolor de cabeza, defectos neurológicos (lo más frecuente, pérdida de fuerza en la mitad del cuerpo, dificultades para hablar, etc.), epilepsia, alteración del comportamiento… Estos síntomas son debidos fundamentalmente a la compresión producida por la masa tumoral y al edema (inflamación) que el tumor produce sobre el cerebro sano que lo rodea (sobre este edema se puede actuar con medicación adecuada, generalmente corticoides, produciendo una gran mejoría en la mayor parte de los pacientes, aunque transitoria). El diagnóstico de tumor cerebral se realiza mediante pruebas de imagen como la Tomografía Computerizada (TAC) o Resonancia Magnética (RM). Ambas indican el tamaño y la localización de la lesión y pueden, así mismo, sugerir la naturaleza del tumor, aunque no aporten certeza total sobre la misma. .
¿Cuál es el objetivo de la intervención?
Extirpar total o parcialmente la lesión para analizarla y poder llegar a un diagnóstico, ya que podría deberse a múltiples causas (crecimiento desordenado de células del propio cerebro o procedentes de otros tejidos del organismo, inflamación u otras enfermedades), y para descomprimir (disminuir la presión) del cerebro. El resultado de esta prueba estaría disponible en una semana aproximadamente. Con este diagnóstico de certeza se puede iniciar un tratamiento adecuado posteriormente. En algunos casos se consigue la curación. En otras ocasiones se consigue: 1. Llegar al diagnóstico del tipo de tumor. 2. Reducir su tamaño aliviando los síntomas de compresión de los nervios vecinos, para intentar una mejoría de los síntomas o detener su empeoramiento. 3. Preparar el área para tratamientos posteriores, haciéndolos más efectivos (radioterapia y/o quimioterapia).
¿En qué consiste la operación?
En la apertura del cráneo (craneotomía) para tener acceso al lugar donde está situada la lesión. Para ello, se realiza una incisión en la cabeza (varia según la localización de la lesión) y tras la apertura del cráneo se llega a la lesión (en las cubiertas o por dentro del cerebro) para extirparla total o parcialmente y también para descomprimir (disminuir la presión) el cerebro. La duración de la operación es variable pero aproximadamente son unas 3-4 horas.

¿Cuáles son los riesgos, complicaciones y secuelas posibles?
1. Riesgos generales: •Déficits neurológicos: varían según la localización de la lesión: o Hemiparesia (pérdida de fuerza muscular en la mitad del cuerpo): 0,5-12%. o Alteración del campo visual: 0,2-11%. o Trastorno del lenguaje: 0,4-10 %. o Defecto de la sensibilidad: 0,3-10%. • Hemorragia dentro del cerebro, que puede causar un déficit neurológico o empeorar uno que ya existía (0,1-3%). • Edema cerebral (inflamación) o infarto (muerte de células en la zona de la intervención) en un 5-10%. • Crisis epilépticas después de la intervención1-10%. • Infección superficial de la herida (0,1-7%). Infección profunda o cerebritis (inflamación del cerebro), con formación de absceso cerebral (acumulación de pus). Osteomielitis (infección del hueso). Meningitis. • Mortalidad operatoria (0,5-3%). Si ocurriera cualquier complicación todos los medios médicos de este hospital están dispuestos para intentar solucionarlas 2. Riesgos personalizados: Además de los riesgos anteriormente citados por la/s enfermedad/es que padece puede presentar otras complicaciones.
¿Qué ocurre al alta hospitalaria?
Habitualmente, el paciente será dado de alta a los 4-7 días de intervenirse dependiendo del tipo de tumor y del estado previo. Deberá seguir estrictamente el tratamiento médico indicado por su neurocirujano en el momento del alta. Durante el primer mes tras la operación, el paciente deberá llevar una vida muy tranquila, sin realizar esfuerzos ni ningún tipo de ejercicio físico. En la medida de lo posible se recomienda que esté acompañado durante todo el día. Podrá leer o ver la televisión durante un rato sin llegar a fatigarse, dado que el esfuerzo de concentración en una sola actividad puede conllevar dolor de cabeza.
Se recomienda incrementar progresivamente el ritmo de actividad durante ese primer mes. En la tercera semana, si el estado clínico se lo permite podrá salir a la calle y pasear unos 15 minuntos sin cansarse. A las 4 semanas, el paciente acudirá de nuevo a la Consulta Externa de Neurocirugía para control evolutivo de la operación. Dependiendo del tipo de tumor que sea, dictado por el resultado de Anatomía Patológica, el paciente puede necesitar de otros tratamientos complementarios (quimioterapia y/o radioterapia). Dichos tratamientos serán controlados por uno o varios oncólogos, y se suelen iniciar a las 4-5 semanas de la operación cuando la cicatriz de la intervención craneal está curada.